La institución presta servicio de identificación en apenas el 19 % de los municipios. El 48 % de la población del estado no puede acceder a una oficina en su jurisdicción. Además, algunas quedan a 290 kilómetros de distancia.
_______
Roselin es una joven estudiante de Comunicación Social que vive en Cabimas, en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo. Desde agosto de 2019, su cedula de identidad está vencida y en el mismo año no pudo renovarla porque las veces que fue a la oficina del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) “no estaban trabajando”.
Al otro lado del teléfono, relata que este año —antes de que el gobierno de Nicolás Maduro confirmara el primer caso de COVID-19 en Venezuela y decretara el estado de alarma el 13 de marzo— siguió intentando conseguir su nuevo documento de identidad en las jornadas que reiniciaron en la oficina del Saime, en Cabimas, pero cuando por fin fue atendida, los funcionarios le dijeron que “no podían generar la cédula porque no estoy registrada en el sistema”.
En el Saime argumentan que como sacó su primera cédula durante una jornada, no se registraron bien los datos. “La chica que me atendió me explicó que tenían problemas con los documentos de los [números] 26, 27 y 28 millones”.
Desde entonces su problema no solo continuó, sino que empeoro luego de la decisión por parte del Ejecutivo nacional de cerrar todas las oficinas con el argumento de prevenir el contagio del coronavirus.
Siete meses después, cuando el 17 de octubre el entonces ministro de Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, anunció que iniciaba la Jornada Especial de Cedulación Pre-Electoral en las principales oficinas de cada estado del país, Roselin vio una luz al final del túnel, pero «se apagó» al saber que su municipio no fue tomado en cuenta.
Ella no es la única. La decisión del gobierno de Maduro de que en el Zulia, el estado más poblado de Venezuela, solo abran 4 oficinas de identificación (una en el municipio Maracaibo, una en Machiques de Perijá, una en Lagunillas y otra en Miranda), vulnera el derecho a la identidad de 2 millones 106 mil 468 personas —según el Instituto Nacional de Estadística (INE)— que residen en los otros 17 municipios del estado donde ninguna oficina está abierta.
Estas cifras representan que apenas en el 19 % de los municipios zulianos el Saime presta servicio y que el 48 % de la población no puede acceder a los mismos dentro de su territorio.
Para este trabajo, fueron seleccionados 24 centros poblados de los 17 municipios ignorados y se ingresó su ubicación en Google Maps con las indicaciones a las oficinas del Saime más vecinas: los resultados arrojaron que la oficina más cercana está a 11 kilómetros, desde Tía Juana (municipio Simón Bolívar) a Ciudad Ojeda (Lagunillas).
Un camino eterno por la identidad
Para quienes necesitan sus documentos de identidad todos los esfuerzos se reducen a trabas y largas distancias.
Si viven en San Francisco deben recorrer entre 20 y 26 kilómetros para llegar a la oficina del Saime en Maracaibo. Si residen en el municipio Francisco Javier Pulgar, están a 276 kilómetros de Ciudad Ojeda; y, si su hogar está ubicado en Catatumbo o Colón, la distancia entre su casa y la oficina de Machiques de Perijá es de 279 y 290 kilómetros respectivamente.
La lejanía no es el único inconveniente. En las oficinas del Saime solo atienden tres días a la semana, durante seis horas y por terminal de número de cédula. La jornada es únicamente para las personas que necesitan renovar su documento de identidad por vencimiento o extravío.
Sobre el resto de servicios, la institución solo ha informado hasta el 11 de noviembre que “la entrega de pasaportes, prórrogas, cedulación por primera vez o para ciudadanos extranjeros se informará oportunamente a través de sus redes sociales”.
A estos problemas se suman la escasez de efectivo; la espera durante horas, en el mejor de los casos, de unidades de transporte público; la escasez crónica de gasolina; el alto costo de los pasajes; la exposición a contagiarse del nuevo coronavirus debido a la alta exposición a contactos durante los viajes; y, además, la inseguridad.
Por citar dos ejemplos, el costo de un pasaje en transporte público desde Cabimas hasta Ciudad Ojeda cuesta unos 500 mil bolívares en efectivo, y desde San Francisco hasta Maracaibo 150 mil bolívares como mínimo. Esto, sin contar la movilización interna en el municipio que puede extenderse por varios kilómetros a pie, hasta llegar al lugar por donde pasan las rutas de transporte.
Dos de las cuatro oficinas en el Zulia fueron noticia recientemente porque en la de Ciudad Ojeda los usuarios amanecen en los alrededores de una plaza y tardan más de 10 horas en cola y en la de Valle Frio, en Maracaibo, son caóticas las jornadas.
“Para llegar a tiempo” a Machiques de Perijá, Miranda, Lagunillas o Maracaibo, los pobladores de otros municipios se ven obligados a salir de sus hogares antes de las 4:00 de la madrugada, en medio de la oscuridad; mientras que otros viajan el día anterior y duermen en la calle para intentar tener éxito.
Incluso, a los propios habitantes de las jurisdicciones tomadas en cuenta por el Saime les cuesta llegar hasta las oficinas si no viven cerca de donde están ubicadas.
Sin derechos
En Venezuela solo 62 oficinas están priorizadas. Desde el 17 de octubre, cuando anunciaron que abrirían, las quejas se han sentido con fuerza en las redes sociales, principalmente a través de comentarios en la cuenta de Instagram @redsocialsaime.
La mayoría de los reclamos están vinculados con la decisión de no prestar los servicios relacionados con los documentos viajeros y cedulación por primera vez. Pero también pueden leerse dudas sobre los requisitos, denuncias de que algunas oficinas no están trabajando porque las maquinas están dañadas o no hay sistema y sobre gestores que ofrecen los servicios por cuantiosas cantidades de dinero.
Ni el derecho a la identidad está garantizado en Venezuela, han denunciado desde hace varios años diversas organizaciones no gubernamentales.
Roselin está a un año de culminar la universidad, pero sin la cédula no podrán hacerle el expediente. “Por este año creo que daré por perdido el caso porque aún si voy a Ciudad Ojeda, tengo que madrugar solo para que me digan lo que ya sé. Pienso que deberían habilitar el resto de las oficinas o hacer jornadas en los municipios donde siguen cerradas”.
En el Zulia hay preocupación. Los padres también temen que sus hijos no puedan inscribirse en los centros educativos por la falta de documentos.