Texto y foto principal: Francisco Rincón (@Frajorim).
Unos 15 vehículos esperan que cambie la luz del semáforo de la calle Falcón con la avenida Delicias de Maracaibo. Entre ellos, al borde de la acera, Ricardo espera el turno para atravesar y seguir su camino rumbo a San Francisco.
El semáforo cambia a verde y con fuerza impulsa el pedal de su bicicleta, pero debe parar en seco frente a la mirada atónita de algunos pasajeros y choferes: una chirrinchera acaba de tragarse la luz y casi lo atropella. “Seguí así, no freneís. Vos como que estaís asegurao”, le gritó el conductor de la camioneta que ni siquiera hizo el intento de detenerse.
En la capital zuliana, como en el resto del país, no existen estadísticas oficiales actualizadas sobre ciclistas urbanos y su situación. De acuerdo a los resultados del último Censo de Población y Vivienda que se hizo público (2011), 134.297 hogares zulianos tenían disponibles bicicletas, cifra que representaba un 14,8% del total de los hogares del estado. Datos más recientes, como los publicados en 2023 en el informe “Visión Maracaibo, Radiografía pública de una ciudad” presentado por la Alcaldía, estiman que 10% de los hogares disponen de bicicleta como medio de transporte.
Sin embargo, estos datos no se traducen en políticas públicas que consideren, promuevan o garanticen la movilidad urbana sostenible y la seguridad vial.
Violencias “invisibles”
Entrevistas a ciclistas urbanos permitieron identificar que la violencia física, verbal y psicológica, en sus diferentes expresiones, son las más comunes mientras se transportan a sus hogares, trabajos, centros de salud, espacios educativos o hacen diligencias.
Gritos como “por eso es que los matan”, “echate más pa´ lla”, “como que te creeis moto”, “andá pa la Vereda”, “súbite a la acera”, “maldita quítate”, “pagá pasaje, agarrao”, entre otros, son frecuentes. Pasarles a pocos centímetros, adelantar a otro vehículo por el canal lento, lanzarles el carro para asustarlos, reclamar la exclusividad de las vías, hacer burlas, acosar o tocarles corneta “en la oreja” son otras de las acciones a través de las cuales se ejercen violencias.
Malexy Naveda, una ciclista urbana, lamentó que sea “mucho más frecuente de lo que sale a la luz pública. Son hechos que ocurren en cualquier momento”.
En cuestión de segundos, un ciclista puede perder el equilibrio, estrellarse o caerse y sufrir graves lesiones que pueden causar discapacidades o incluso la muerte.
Estas conductas las cometen desde choferes de vehículos particulares, de transporte público y de camiones de agua potable, hasta motorizados e incluso funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado en vehículos oficiales.
Peligro en la vía
Las calles y avenidas que los ciclistas identifican con mayores niveles de violencia vial son Haticos por abajo, Circunvalación 1 y 2, La Limpia, Bella Vista, Delicias, Milagro Norte, Ziruma, Guajira y La Libertador.
Francisco Inciarte, otro ciclista de Maracaibo, menciona que la ciudad está diseñada para vehículos motorizados y las bicicletas no son percibidas como un transporte particular urbano autopropulsado. “No se ve como que nosotros tenemos derecho a circular por el asfalto como cualquier otro vehículo y también necesitamos nuestros espacios. Uno siempre tiene que andar a la defensiva en las calles y eso no está bien”.
Carlos Josue Freites, activista y usuario de la bicicleta a diario, agrega que existen factores que aumentan sus niveles de estrés, como los vendedores que ocupan parte de las calles, conductores que usan las avenidas como estacionamientos y la basura acumulada que los exponen aún más a peligros mientras intentan esquivarlas. Yanet Narvaez, doctora y ciclista experimentada, no oculta que se siente paranoica por el temor de que la atropellen. “Ya una vez se tragaron la luz de un semáforo y me llegaron con una moto”.
Sin cambios
Entre las conductas que atentan contra la seguridad, de acuerdo a la I Encuesta Nacional sobre Hábitos y Actitudes en esa materia en Venezuela, destacan conducir a alta velocidad, pararse en lugares distintos a las paradas, cambiarse de canal con frecuencia, usar el teléfono al conducir, entre otras.
Julio Morales, de Masa Crítica Maracaibo, recuerda que también se siguen cometiendo actos de violencia extrema para robarlos. “Se te atraviesan personas con cuchillos, palos y botellas para quitarte la bicicleta. Hace unos días apuñalaron a un compañero que salió del Parque Ana Maria Campos”.
Desde noviembre del año 2021 entró en vigencia en Venezuela la Ley para la Promoción del Ciclismo Urbano, sin embargo, desde su publicación en Gaceta Oficial ha recibido cuestionamientos de fondo y forma, y su cumplimiento en la práctica es casi inexistente.