Un reciente estudio de investigadores venezolanos que evaluaron las condiciones futuras del clima reveló que, debido a la disminución de las precipitaciones, el incremento de la temperatura y el alargamiento del período seco, casi todas las tierras que históricamente han contado con una adecuada aptitud climática para el cultivo de café arábica podrían degradar su aptitud debido a las moderadas y fuertes limitaciones climáticas. Incluso, áreas considerables por debajo de mil metros de altitud podrían dejar de ser mínimamente adecuadas para este cultivo.
Por Francisco Rincón (@frajorim) | Foto principal: Bioexploradores Farallones.
El cambio climático podrá perjudicar significativamente al cultivo del café arábica del eje montañoso del estado Lara.
Esta fue la principal conclusión de un estudio desarrollado entre junio y octubre de 2023 por Oscar Silva, profesor de Conservación de Suelos y Agua, Modelos Agroambientales y Agroclimatología, y Víctor Sevilla, profesor de Evaluación de Tierras y Sistemas de Información Geográfica, ambos de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela, para la Fundación Servicio para el Agricultor (FUSAGRI), con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Para llegar a este resultado, los investigadores analizaron la información climática histórica y futura del Eje Cafetalero Sureste del Estado Lara -conformado por las parroquias Hilario Luna y Luna, Guárico, Pío Tamayo y Yacambú- y luego la compararon con los requerimientos del cultivo del café arábica.
A partir del análisis y procesamiento de los registros históricos de 17 estaciones climatológicas y de información climatológica regional disponible, caracterizaron el clima histórico en función a los requerimientos del café arábica.
Para ello, se obtuvo el comportamiento y distribución espacial (en mapas) de la precipitación, temperatura (máxima, media y mínima del mes más frío), evapotranspiración (pérdida de humedad de una superficie por evaporación directa junto con la pérdida de agua por transpiración de la vegetación) y duración del período seco.
Para obtener valores para el clima futuro, estos mismos parámetros se estimaron empleando dos modelos climáticos globales para el período 2041–2060. Finalmente, comparando los valores de los parámetros climáticos con los requerimientos del café arábica, se obtuvieron los mapas de aptitud de las tierras para este cultivo en el escenario de clima histórico y en los dos escenarios de clima futuro.
Los cambios
Los resultados mostraron que, en la mayor parte del área, generalmente sobre los 900 metros de altitud, el clima es apto para la producción de café. Por debajo de esta cota, el régimen de temperatura limita, en cierta medida, el buen desarrollo del cultivo (como en el sur de la Parroquia Hilario y Luna), mientras que por debajo de 600 metros de altitud la temperatura ofrece fuertes restricciones al cultivo. Además, hacia el extremo nor-oriental del área de estudio (Parroquia Yacambú y sur de la Parroquia Pío Tamayo), la mayor precipitación ocasiona también moderadas limitaciones.
En contraste, al evaluar las condiciones futuras de clima (cambio climático), debido a la disminución de la precipitación, incremento de la temperatura y alargamiento del período seco, casi todas las tierras que históricamente han contado con una adecuada aptitud climática para el cultivo de café arábica podrían degradar su aptitud debido a moderadas y fuertes limitaciones climáticas. Incluso, áreas considerables por debajo de mil metros de altitud podrían dejar de ser mínimamente adecuadas para este cultivo.
Al incorporar el efecto del suelo en la aptitud de las tierras, las restricciones pueden disminuir la aptitud de la tierra a grados inferiores de lo que permitirían las condiciones climáticas. Tal es el caso de gran parte de las Parroquias Hilario Luna y Luna, Guarico y Pío Tamayo, por lo que los investigadores resaltan que puede preverse que prácticas de mejoramiento de la fertilidad química y biológica del suelo podrían coadyuvar en el mantenimiento y mejoramiento de la aptitud de las tierras.
En Venezuela se cultivan dos especies de café: arábica (Coffea arábica L.) y robusta (Coffea canephora), ambos con requerimientos bioclimáticos diferentes. Luis López-Méndez, director técnico de Fusagri quien coordinó el informe final del estudio, explicó que consideraron cómo los escenarios climáticos futuros podrían afectar los requerimientos climáticos del café arábica, porque es el más sembrado en el país. “También hay que considerar que Venezuela está apostando a ser un actor en el mercado mundial de café con base a su distintiva calidad obtenida de las variedades de café que se siembran”.
Vulnerabilidades desiguales
En el mismo estudio, mediante encuestas diseñadas y dirigidas por la ingeniera Carmen Torrealba, especialista en Desarrollo Sostenible de FUSAGRI, reveló que los rendimientos de café tienden a ser más altos en Hilario Luna y Luna, una parroquia donde se reporta alguna asistencia técnica y los productores están mejor organizados que en Yacambú, por lo que se estima que la vulnerabilidad de los productores de Yacambú ante el cambio climático sería mayor si se les compara con los productores de Hilario Luna y Luna.
Los investigadores resaltan que el conocimiento adquirido en cuanto al impacto de posibles escenarios de cambio climático sobre la aptitud de las tierras para el cultivo del café arábica, en conjunto con lo relativo a vulnerabilidad de los caficultores, en especial, la de aquellos con desventajas para adoptar medidas de adaptación, puede servir de base para la delineación de políticas de gobernanza en cuanto a la adecuación de los sistemas de producción y de la asistencia técnica, social y económica a los productores.
Entre las medidas de adaptación de los sistemas de café al cambio climático sugieren que a corto plazo se debe enfrentar la renovación de las plantaciones y el mejoramiento de la sanidad del cultivo y del manejo del suelo, mientras que a mediano plazo deberá contarse con variedades tolerantes a temperaturas más altas y a condiciones restrictivas de humedad.
“También debe tenerse presente que cuando se eleva el límite mínimo de altitud de las tierras aptas, gran parte del área de estudio podrá dejar de ser utilizable para el café. En la gestión agroambiental del área, y con especial énfasis en la conservación y degradación de los recursos naturales, se requerirán previsiones sobre la ocupación con cafetales de tierras más frágiles (boscosas y de muy fuerte pendiente), y sobre los posibles cultivos sustitutos en las tierras usadas con sistemas de café”, finaliza el estudio.