Este lugar de paso, único en el estado, recibió en menos de un mes a más de 30 personas trans. Entre sus objetivos está educar, concientizar, apoyar, planificar, visibilizar y crear alianzas con el colectivo transgénero, transexual y travesti. En la actualidad buscan ayuda y crecer.
Texto y fotos: Francisco Rincón
Son las 8:30 de la mañana en Maracaibo. Es sábado y en la capital zuliana el sol brilla con intensidad, como los ojos de María Paula Roca cuando se refiere al Hogar Comunitario Trans. En el Zulia no existía una iniciativa similar -ni publica, ni privada-, y así fue como María Paula, Ángela Marques y Kyara Lugo, tres mujeres trans, decidieron cambiar esa realidad.
“La idea nace de la experiencia que viví en Bogotá, Colombia. Formaba parte de un movimiento muy parecido a lo que estamos intentando aquí. Era una red comunitaria trans y me sorprendió que había mucha unión y paz entre las chicas, y surgió en mi la idea de querer hacer eso mismo en mi ciudad, porque sabía que acá no había algo así. Regresé a Venezuela en diciembre del 2021 con la idea en la mente. Quería hacerlo, pero aún no tenía el detonante. Fue en unas actividades de la comunidad LGBTIQ en Maracaibo donde mi mente se abrió al darme cuenta que habían otras chicas más que podía contactar para invitarlas a materializar la idea”.
De las reuniones entre María Paula, su mejor amiga Ángela y Kyara, activista de la ONG Ciudiver, deciden fundar el Hogar Comunitario Trans del Zulia el 6 de abril del 2022, una organización sin fines de lucro cuyos objetivos son educar, concientizar, apoyar, planificar, visibilizar y crear alianzas con el colectivo transgénero, transexual y travesti. “Con esto queremos llevar un mensaje de inclusión, amor y respeto a todos los seres humanos y poder crear un espacio recreativo, tranquilo y seguro para nuestro colectivo, en el cual se llevarán a cabo actividades de forma continua que beneficiaran a las personas trans”, detalla el acta de fundación del Hogar.
Un gran árbol en el que reposan los pájaros es el primer elemento vivo en la entrada del Hogar. Todas las paredes son blancas y destaca la tranquilidad. Al entrar a la vivienda hay un gran espejo, libros, antibacterial, una mesa, pinturas en hojas blancas y banderas del orgullo trans.
Es un lugar acogedor. “Ya está funcionando. Por ahora solo vivimos tres personas porque aún no hemos podido habilitar el resto de los espacios que queremos. No será un hogar para que las personas vivan, será un hogar de paso para que las chicas y los chicos que lo necesiten vengan a hacer sus actividades. Que tengan un espacio donde se sientan libres, en donde pueden aprender, acceder a cursos, talleres… a nutrirse. Hay muchas chicas que ni siquiera estudiaron primer grado y queremos facilitarles el acceso a la educación para que aprendan algún oficio, para que puedan desenvolverse ante la sociedad y no tengan la necesidad de tomar las calles para prostituirse”, explica María Paula.
Las chicas y chicos trans pueden expresarse artísticamente cuando lo deseen. En una de las pinturas puede leerse «Deja explotar tus átomos». Fotos: Francisco Rincón. _________________________________________________________________
Al Hogar han ido chicas y chicos trans a almorzar y a conversatorios como “Temo por mi vida” con la diputada Tamara Adrian; “Las personas trans, del estigma al reconocimiento”, dictado por la ONG Ciudiver, y a “Primeros auxilios psicológicos y grupos terapéuticos”, facilitado por la ONG Azul Positivo.
En la actualidad el Hogar funciona con el trabajo de sus fundadoras y colaboradores. Sin embargo, en un corto plazo aspiran a contar con un equipo de trabajo en diversas áreas, conformado por las mismas chicas y chicos trans. También esperan ofrecer un servicio estable de atención psicológica, legal y de salud, de la mano de especialistas interesados.
Pasos agigantados
En el Hogar ya inició un proceso de registro de las personas trans en el Zulia y en menos de un mes recibieron a más de 30 personas beneficiarias, entre ellas mujeres trans indígenas y con alguna discapacidad.
Dani Godoy, de 26 años, es una de las chicas trans que desde hace dos semanas vive en el Hogar. Llegó porque se sentía señalada por lo que hacía o no hacía en la zona de Maracaibo donde vivía.
“No pensé que iba a llegar acá. Conocí a Paula en varios eventos y de repente un domingo, así tan de la nada, llegué. Este es un espacio súper necesario. Pensé que estaba sola y mis experiencias previas no fueron las mejores. Sentía recelo y dudas sobre mi seguridad. Pero desde que llegué me han brindado todo tipo de apoyo, amor y estoy muy sorprendida. Desde que estoy aquí hemos limpiado las áreas, pintado, conversado y me he sentido muy a gusto. Aunque hay momentos que aún no creo que algo tan bello exista. Aquí puedo ayudar a redactar, a colaborar con los contenidos de las redes sociales que es lo que más me gusta hacer y a compartir las medidas de seguridad en la calle. Vivía alquilada en otra parte y he ido desempolvando esas experiencias para compartirlas, porque quien mejor que una inquilina para brindarle apoyo a otras inquilinas de cómo vivir en un lugar como este que no es alquilado. Me encantaría que todes vengan y estemos juntes”.
La transfobia como política de Estado
Las personas trans en el Zulia y en el resto de Venezuela sufren las consecuencias de la transfobia (conjunto de ideas y fenómenos que abarcan una serie de actitudes, sentimientos o acciones negativas hacia las personas transgénero. Incluye el odio, la violencia o la ira). La transfobia se ejerce en todos los ámbitos de la vida social, económica y política.
Un ejemplo de ello es que al momento de aplicar para una vacante laboral “si no llenas el perfil básico, si no te ves bien, súper femenina, no te aceptan. Te tratan mal, te tildan de marica, de hombre vestido de mujer y es terrible. Las chicas se sienten muy mal. Llegan deprimidas a sus casas e incluso algunas tienen pensamientos suicidas. Necesitamos estar unidas, que las personas sepan que existimos. Que no somos una o dos, que somos muchas”, recalca María Paula.
Sus fundadoras sufren esta realidad en carne propia. María Paula es fotógrafa, cocinera y casi completa sus estudios de comunicación social en una reconocida universidad privada de Maracaibo, sin embargo, no es contratada por ser una mujer trans. Al igual que Kyara Lugo, quien es licenciada en turismo bilingüe y es discriminada en el entorno laboral.
Venezuela no cuenta con una ley amplia e integral que garantice el derecho a la igualdad y no discriminación, y que incluya la protección de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales contra la discriminación debido a la orientación sexual, identidad, expresión de genero u otras características asociadas. Tampoco hay avances en materia legislativa y de políticas y prácticas para investigar y procesar judicialmente los actos de violencia contra lesbianas, gays, personas trans, bisexuales y/o intersex, o contra aquellas personas percibidas como tales, según la ONG Unión Afirmativa.
Para el 2016 en la región Centro y Sudamérica, Venezuela ocupaba el cuarto lugar con mayor número de asesinatos a personas trans de acuerdo al Observatorio de personas trans asesinadas.
La unión, el amor y la exigencias de derechos son pilares fundamentales del Hogar. La educación está presente en cada espacio. Fotos: Francisco Rincón. ________________________________________________________________
Apuesta por un presente y futuro inclusivo
La actitud de los vecinos del Hogar Comunitario Trans del Zulia, en el sector Las Mercedes, ha sido de tolerancia. Antes de convertirla en el Hogar, la propiedad era la casa de nacimiento de María Paula y Ángela vive en la zona. “La convivencia es buena. Son personas muy tolerantes. Hay mucha gente de la comunidad (LGBTIQ) y es algo muy normal por aquí. En algún momento queremos hacer trabajo de campo, en la áreas verdes, ollas comunitarias, invitar a los vecinos a talleres, por ejemplo, sobre las enfermedades de transmisión sexual. Incluirlos, porque son parte de nuestro entorno. Queremos ser visibles, derribar los estigmas (…) promover actividades culturales, hacer murales y crear alianzas con otras organizaciones”, proyectan las fundadoras.
En el Hogar Comunitario aspiran a que este espacio también pueda ser de paso para las personas trans que están siendo deportadas de otros países y no tienen un lugar seguro en Venezuela. Estiman que al habilitar y estar operativas todas las áreas de la vivienda puedan albergar (de paso) alrededor de 20 personas en simultaneo en las cuatro habitaciones disponibles.
“Queremos que se sientan en su casa, en su hogar. Que sepan que estamos aquí para ellas, que las queremos”, comenta María Paula.
Necesitan ayuda
El Hogar Comunitario Trans del Zulia requiere ayuda para habilitar los espacios físicos de la casa. Las personas o instituciones interesadas pueden colaborar con insumos médicos, material de oficina, alimentos, ropa, altavoces, filtros, sillas, megáfonos, un sistema de tuberías de agua para la vivienda, a reparar dos tanques para almacenar el agua o unos nuevos.
El principal contacto entre el Hogar y la ciudadanía en las comunidades es a través de sus voceras en distintos barrios de Maracaibo que se encargan de contactar y trasladar a otras chicas y chicos trans.
Quienes deseen comunicarse con el Hogar pueden escribir a sus redes sociales: @hogarcomunitariotranszulia en Instagram, @hogarcotrans en Twitter y Hogar Comunitarios Trans Zulia en Facebook.
María Paula no oculta su alegría. “Para nosotras esta iniciativa ha sido mágica desde el inicio. Que elles se abran a ti, que te cuenten sus historias, es realmente muy lindo. Siento mucha felicidad cada vez que vienen y accede a algún tipo de servicio… a un espacio seguro”.