Por Eira González
La transmisión de saberes ancestrales wayuu está impactada por dos razones: la influencia de la cultura occidental en los adultos que son los encargados de enseñar en su figura de abuela, tía, tío, sabedor, sabedora; y en los niños, niñas y adolescentes por el uso de herramientas tecnológicas. Los juegos tradicionales son una de las principales prácticas que se están perdiendo.
«Los juegos tradicionales consisten en una serie de actividades o ejercicios recreativos y competitivos que datan de tiempos inmemoriales. Durante realización se deben considerar ciertas reglas que garanticen su éxito y realce. Son actividades complementarias dentro de la vida social y espiritual del ser wayuu. También son considerados como formas de entretenimiento ya que algunos son desarrollados de manera espontánea y en forma colectiva, aprovechando el tiempo y los espacios alternos a las labores cotidianas como pastoreo, siembra o recolección de cosechas entre otros», explica Armando Báez, cultor wayuu.

En las décadas de los 70, 80 y 90, las familias se juntaban cada dos semanas para realizar los juegos propios de la cultura, precisa el sabedor wayuu Isidro Uliana. Era un evento común en los sectores, entre los clanes. «Ahora, veo con tristeza como los niños y jóvenes están inmersos en sus aparatos tecnológicos y muestran desinterés de aprender sobre el ser wayuu».
Intención pedagógica
Los juegos tradicionales no son sólo una fuente de entretenimiento, sino una parte importante en la formación cultural wayuu. Desde el punto de vista de Jairo Gil, docente jubilado del municipio Guajira, la disminución de la práctica de los juegos tiene un factor cultural: «Primero, hay que entender que los juegos tradicionales wayuu son una representación de la actividad propia del pueblo. Por ejemplo, en los juegos tradicionales, se trabajan el desarrollo físico, la competencia, las destrezas, la tolerancia, el espíritu de solidaridad, la convivencia».

En el pastoreo, oficio tradicional de los niños y adolescentes wayuu, se practica el lanzamiento de balas, o sea, de piedra con la honda. Como esta, otras actividades del trabajo colectivo wayuu han dejado de ejercerse: las carreras de caballos, por ejemplo, se dan en algunos eventos culturales que se realizan para rememorar fechas, personajes; pero no como una actividad natural y cotidiana.
Folclorización
Para algunos cultores y docentes, lamentablemente, estos juegos tradicionales sólo se muestran y se practican en festivales o actividades educativas; pero, no se promueven desde las comunidades o instituciones del Estado y es más evidente el interés del lado colombiano, puesto que el territorio ancestral wayuu o La «Gran Nación Wayuu» es binacional (Venezuela – Colombia).
«Existe más apoyo por parte de diferentes instituciones en Colombia para impulsar los juegos tradicionales wayuu. La alcaldía de Maicao ha implementado un proyecto llamado Juegos Wayuu que ya tiene dos años, donde las diferentes comunidades se preparan durante todo el año para poder participar en este concurso en sus diferentes categorías. En su mayoría, son adultos y los niños que participan como veedores y aprendices. A diferencia de acá, en Venezuela, que se lleva solamente desde las diferentes instituciones educativas», detalla la docente wayuu Leobadis González.
En el municipio Guajira, como cierre del año escolar, unas 150 escuelas participan en el Festival Etnoeducativo y Cultural, evento que promueve la cultura, las tradiciones y conocimientos del pueblo wayuu y añú desde las aulas de clases, y los principales protagonistas son los estudiantes. Este encuentro de saberes se desarrolla, cada julio, en las instalaciones de la plaza Bolívar de Paraguaipoa, donde las instituciones educativas hacen las demostraciones de los juegos tradicionales y las destrezas de las Jimonuu (niñas) y Majayuunut (señoritas) en las enramadas.
Este festival tiene 10 años reuniendo a los niños, niñas, adolescentes y autoridades ancestrales por tres días, en los que hacen la demostración de los bailes, músicas, artesanías, gastronomía y los juegos tradicionales. Cada liceo de las parroquias Guajira, Elías Sánchez Rubio, Alta Guajira y Sinamaica traen a su Majayuunut (señorita).


«Este encuentro no solo se debe hacer desde las escuelas los padres y los abuelos deben enseñar a los niños, niñas y jóvenes sobre la importancia de tener viva nuestras tradiciones, juegos y la lengua, porque, actualmente, vemos con preocupación que el mayor tiempo lo pasan con un teléfono en la mano o frente a una computadora jugando. Nuestra cultura está en riesgo y debemos despertarnos», exhorta Ana Martha González, sabedora wayuu.
Juegos tradicionales wayuu
– Atchinjirawaa (lucha libre): Se realiza dentro de una circunferencia o dentro de un círculo de dos metros, aproximadamente. Es exclusivo de los varones (adolescentes y jóvenes). Participan dos y consiste en medir fuerzas, habilidad y destreza en el forcejeo y cada contrincante debe tener cuidado de no salir del círculo. Quien salga, pierde; o quien se deje tumbar pierde. No se determina el tiempo.
– Awateera o Suwachira Yosu (carrera de carritos de cardón): Consiste, únicamente, en llegar primero a la meta. Se traza una salida y una llegada, y el que llegue primero es el ganador. También es exclusivo de los varones.
– Achin’pajawaa (tiros con arco y flecha): Un juego para varones: pueden participar niños, adolescentes y, también, los mayores. Consiste en colocar una flecha a una distancia de 100 a 150 metros que va a servir con punto de referencia o, como decimos coloquialmente, el «mingo». Cada participante buscará, al lanzar su flecha, llegar por lo menos cerca del «mingo». Los árbitros evalúan dónde cae la flecha lanzada por cada participante y determinan el ganador.
– Ei’nirawaa süka yoshushula (lanzamiento de pulpas de cardón): Este juego lo pueden practicar los niños, los adolescentes y los jóvenes. Cada participante debe estar dentro de un círculo de un metro de diámetro, aproximadamente, y a una distancia del otro de siete, ocho o 10 metros. Cada participante, al momento de realizar su lanzamiento de pulpa o al momento de esquivar los lanzamientos del contrincante, no debe levantar el pie ni salir del círculo. Quien incurra en eso pierde automáticamente, porque el juez está pendiente y los lanzamientos deben ser de la cintura para abajo. De la cintura para arriba ya son lanzamientos no permitidos, porque pueden perjudicar o pueden lesionar a la persona o al contrincante. Entonces, se trata de evitar que surjan inconvenientes o que hayan lesionados.
– Wayuunkeera (el juego con figuras escultóricas de barro): Es exclusivo de las niñas. Se trata de moldear con barro figuras escultóricas de la mujer, ya que, dentro de la sociedad wayuu, es sumamente importante porque es la madre y porque está asociada espiritualmente a la Madre Tierra. En las imágenes, se configuran valores como el respeto y el concepto de sacralidad de la vida. De ahí que la actitud y destreza de la mujer se integra en la práctica de oficios de carácter sagrado, tales como el arte del tejido, la fabricación de cerámica, el procedimiento de la medicina tradicional, el dominio del mundo onírico y la práctica de ritos y ceremonias mágicas y religiosas. Por eso es que la niña wayuu, por su género femenino, no está muy vinculada a los juegos, excepto en la práctica del moldeado de la wayuunkeera.
– Ajunaayajirawaa: Consiste en lanzar piedras con una honda que recibe el nombre Junaaya. La piedra se coloca en una especie de chinchorrito tejido de nailon que tiene una dimensión de 18 centímetros de largo y es amarrado por ambos extremos con un cordel de 62 centímetros cada lado, este lleva una argollita que es para el dedo índice del quien lo va a ejecutar y el otro cordel lleva un nudo 12 centímetros.
– Awateera ama o Suwachira ama (carrera de caballos) o Awateera püliikü o Suwachira püliikü (carrera de burros): Nace como iniciativa de los niños que buscan otras formas de diversión: cuando van en busca de agua a los jagüeyes (reservorios), en la competencia buscan demostrar la habilidad del jinete y lo conforman en parejas: un niño se trepa en la espalda del otro en forma de horcajadas, vestimenta especial wayuu, y se fija un punto de inicio y final.