Autor: Redacción MedioSur | Foto: Channi Anand/AP
Los seres humanos están causando complicaciones climáticas que tienen un efecto inquietante sobre la seguridad alimentaria y la salud, dos de los pilares de la civilización. Algunos países están contrarrestando los desafíos, transformando los problemas en oportunidades y diversos proyectos empoderan a los niños, niñas y jóvenes, para que se conviertan en agentes de transformación positiva, desarrollando herramientas prácticas y nuevos hábitos. Algunas ciudades están implementando trabajos de mitigación usando una planificación urbana y en esa línea, presentamos 5 verdades que debemos entender acerca del cambio climático:
Los gases de efecto invernadero no son nocivos por sí solos.
El planeta necesita gases de efecto invernadero para mantenerse caliente. El sistema climático del mundo se alimenta de la energía que la tierra recibe del sol. Esta energía se absorbe y utiliza o se refleja de nuevo al espacio, momento en el cual la estructura molecular de algunos compuestos impide el escape total de energía, que luego queda atrapada en la atmósfera, calentando la superficie del planeta. La ausencia de gases de efecto invernadero supondría un planeta muy frío.
Sin embargo, las enormes variaciones en las concentraciones de gases de efecto invernadero alteraron drásticamente la cantidad de calor atrapado en la atmósfera. Ejemplos de estos compuestos son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), liberados a la atmósfera por el uso de combustibles fósiles y la producción industrial. Además, ahora tenemos gases artificiales llamados gases fluorados, como los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos, el hexafluoruro de azufre y el trifluoruro de nitrógeno, que permanecen en la atmósfera durante cientos de años.
Las vacas también son culpables.
La agricultura comprende las cosechas y la silvicultura, la pesca y la acuicultura, así como la producción ganadera. Las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector agrícola de América Latina y el Caribe fueron la ganadería (58 por ciento) y el estiércol (23 por ciento); en el mundo, la ganadería produce anualmente el equivalente a 7.1 Giga toneladas de dióxido de carbono, lo que representa casi el 15 por ciento de todas las emisiones causadas o influenciadas por los seres humanos.
El metano y el óxido nitroso también se generan durante la digestión animal y la descomposición del estiércol. Las granjas de ganado vacuno y ovino del mundo son responsables de casi una cuarta parte de todas las emisiones de metano del planeta y es necesario reducir el consumo excesivo de carne y fomentar una ganadería sostenible.
El cambio climático impacta la salud humana.
- El estado del tiempo y el clima influyen en los grandes problemas de salud.
- El cambio climático afecta la incidencia de infecciones como la diarrea, el dengue, el paludismo y la meningitis.
- Se asocian directamente con desastres naturales como inundaciones, ciclones y sequías, causando graves problemas de salud a millones de personas en el mundo.
- Contribuye a la dispersión de materiales peligrosos transportados por el aire.
- Causa otros problemas de salud, como el estrés por calor generalizado, aumento de la contaminación atmosférica, altas concentraciones de polen en el aire y cambios en la radiación ultravioleta.
Es imperativo adoptar políticas y medidas que mitiguen estos impactos negativos para la salud de tantas personas alrededor del planeta.
Los niños pueden ser transformadores.
Debe invertirse en la promoción de un marco de aprendizaje que fomente la capacidad de recuperación frente a eventos climáticos y de desarrollar soluciones ecológicas. ¿Qué pasaría si tuviéramos millones de niños y jóvenes en todo el mundo aprendiendo acerca del cambio climático? ¿Y si les ayudáramos a entender las causas del cambio climático? ¿Y si se dieran cuenta de las consecuencias de la inacción? ¿Y si toda una generación reduce su huella de carbono? ¿Y si cuentan con los recursos para abogar por el planeta?
El cambio climático debe integrarse en los programas escolares de todo el mundo. Los niños y jóvenes de hoy son los adultos que mañana estarán tomando decisiones, son los futuros empresarios, los defensores de políticas, los organizadores de la comunidad, los ciudadanos preocupados y capaces de promover un cambio real.
La planificación urbana debe respetar el planeta.
Sólo el 2 por ciento de la Tierra está ocupada por ciudades, pero éstas producen el 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. El mundo es progresivamente más urbano. Más de la mitad de la población del planeta vive actualmente en zonas urbanas. Las ciudades están pagando -literalmente- los costos del cambio climático, por ejemplo, en atención sanitaria.
La planificación urbana del siglo 21 debe identificar medidas específicas de adaptación y mitigación, asumiendo un papel transformador en la lucha contra el cambio climático. Para que la planificación urbana incorpore el cambio climático, es perentorio preparar una infraestructura urbana resistente, usar materiales de construcción más ecológicos, medios de transporte más eficientes y elegir mejores fuentes de energía.
Nota publicada originalmente en Medium